''Soy brillante pero me conformo con ser mediocre porque no necesito probarle nada a nadie''

12:08 p.m.




Los jóvenes de mi generación tienen mal sus prioridades. Yo también un poco. Pero yo no quiero ni voy a continuar así.

Toda la vida nos han dicho 'no te conformes', 'no seas mediocre', 'sé brillante', 'destaca'  entre otras palabras alentadoras que, en un principio nos motivan y nos hacen pensar en grande pero luego en un corto tiempo quedan sólo en planes que, como dicen vulgarmente 'entró por un oído y salió por el otro'. Es por eso que creo firmemente en aquello que dice que un líder no es cualquiera.

Hasta hace poco yo seguía la corriente y me conformaba con saber que yo era 'brillante pero mediocre', hasta ahora nunca me había esforzado por darlo todo de mi hasta en las actividades más sencillas y actuaba de manera arrogante haciéndome creer a mi misma que yo no necesitaba sacar calificaciones altas ni esforzarme en mis asuntos porque yo era demasiado 'inteligente' y no había necesidad de probárselo a el mundo en actividades que 'no me servían' porque no estaban enfocadas en el campo al que yo quería dedicarme. Ahora me doy cuenta que este es uno de los peores errores en los que un joven puede caer. Yo caí en el, y créanme cuando les digo que la magnitud de este error es tan grande que el paso más sencillo de todos es reconocer que has caído. Imaginen salir de el.

Algunas de las razones por las que no salía de este hoyo fueron la falta de motivación, unos oídos SORDOS, y una mentalidad cerrada.  Es decir, yo quería estudiar y tener una beca en una universidad de prestigio y todo eso (mi madre es mi animadora personal en este asunto), pero hasta ahí veía mi vida. No entendía por qué debía ser así, no entendía por qué tenía que estudiar y 'superarme', ni tampoco entendía por qué eso habría de hacerme feliz. Fueron muchos testimonios los que escuché y en cierto modo habían provocado una chispa en mí, porque, ¿a quién no le emociona imaginarse estudiando en el exterior?...pero seguía faltando combustible. 

Mi vida se encaminaba en el mismo destino hacia donde se dirigían las demás, y aunque en el fondo me lo reprochaba, seguía así porque creía que estaba bien. Jamás confíen en que un camino es el correcto sólo porque hay gente en el, mucho menos si está transitado.

Afortunadamente, me cansé hace unas semanas. Mi sordera pasó de técnica a inexistente. 

Así mismo, meses atrás, en el colegio, escuchamos un discurso de un hombre importante que nos hablaba sobre el liderazgo. Él decía que todo líder es una persona, pero no toda persona era un líder. Entonces comencé a pensar, y no sólo en mi.

Me dije: ¿Por qué continuar de esta manera? No era justo. Quería ser no sólo un orgullo para mi misma, quería que mis semejantes se sintieran orgullosos. Quería que los esfuerzos de mis padres dieran frutos, valorar una educación privilegiada, y, proyectándome a largo plazo, quería que el padre de mis hijos y mis propios hijos estuviesen orgullosos de saber que su madre se atrevió a ser diferente al resto. Debía ser en el mundo el cambio que estaba exigiendo. 

Me he propuesto salvar a mi generación dando la cara por ellos y, a través de mi propia vida gritarles un mensaje que hemos parecido olvidar. El mundo debe saber que los jóvenes de hoy en día, aún con mayores distracciones y muchas piedras que esquivar, pueden hacerlo, y los jóvenes debemos saber que no podemos permitirnos el lujo de pensar con arrogancia sobre nosotros mismos. Somos listos y lo sabemos, pero si no hacemos nada por ello sólo seremos globos inflados de plástico que contienen nada más que sólo aire dentro.

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