Amores de verano

1:02 p.m.


...y fíjense que dije ''amores'' y no ''romances'', porque me refiero a esos amores platónicos que conoces en vacaciones, esos que crees que son el amor de tu vida -y sólo los conoces de un mes, no suelen saber de tu existencia-. 

Sí. 
Sabes muy bien a lo que me refiero.

Sales de vacaciones, despides el viejo periodo escolar y con ello el hecho de que estuviste soltera durante los 9 meses de 'aprendizaje'. No es que yo conozca la situación porque me haya sucedido -nótese el sarcasmo-, para nada. Entonces vas con las esperanzas de que, en los siguientes 3 meses de libertad -condicional: gracias a las tareas, prácticas y/o escuela de verano-  te encuentres, nada más y nada menos, que contigo misma, pues te has echado al dolor y has decidido que las relaciones no van contigo y que no las necesitas o...bueno, eso quieres hacerte creer.

Vas feliz por el mundo, anunciando a los cuatro vientos que estás perdidamente enamorada de algún personaje ficticio o de algún ídolo. Incluso planeaste la boda ficticia y la publicaste en Ask.fm mediante una auto-pregunta. 

¿Pero quién te culpa? 
Tú estás ''enamorada de la vida''.

Decides que lo mejor para distraer tu mente será entrar en algún curso de verano donde se practique algún deporte para, de paso, hacerte de una buena figura para el nuevo periodo lectivo. Y de hecho, entras -rozando el límite de edad, por supuesto-. 

Va todo bien, te haces creer que lo único que quieres es una amiga nueva con la que puedas pasar el rato mientras estés ahí. Claro, sin hacerte expectativas, porque sabes de sobra que siempre decepcionan.

Te diriges con las peores expectativas, y resulta que hay más de lo que creías: el lugar es un paraíso lleno de hombres guapos. Nunca en toda tu vida habías estado en un lugar con tantos chicos de ensueño, e inconscientemente empiezas a elegir a los que te simpatizan, con los que, hipotéticamente hablando, te quedarías si pudieras elegir.

Obviamente por fuera, a ti no te importa y sólo quieres 'divertirte' y 'practicar deporte'.  

Entonces lo conoces...
¡Al diablo la soltería!

Comienzas a relacionarte con las demás chicas sólo para averiguar si alguna también está interesada en él. Es ahí donde comienzas con tu investigación, que supera mil veces una del FBI. Sabes su nombre, su edad e incluso fantaseas con la idea de que sepa que existes y al mismo tiempo odias el hecho de ser adolescente porque sabes que esas fantasías -que no puedes controlar-, no se hacen realidad.

¡Es el nuevo amor de tu vida! ¿Dónde había estado toda tu vida? Imaginas una vida con él -mientras él ni siquiera sabe que naciste-. Incluso filosofas acerca del destino porque crees que los acontecimientos que se dieron en tu vida antes de conocerlo tienen mucho sentido ahora.


Finalmente te entristeces, por haber gustado de él justo en vacaciones, por lo que se convierte sólo en un amor de verano, y para ti eso es sinónimo de que no durará.

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