En este post Leslie se pone cursi

6:29 p.m.

D I S C L A I M E R 


Amigos, antes que nada, les explico. No me ha flechado cupido, él también está de cuarentena. Sucede que estoy participando de un taller de escritura de 25 tareas y uno de ellas tiene la consigna de describir "mi sueño de amor ideal", MI SUE-ÑO DE A-MOR I-DE-AL...¿se pueden creer?  dies of cringe. La verdad es que sí soy medio enamoradiza pero entre sentirlo y escribirlo hay un puente que me da pena cruzar de forma pública... y naturalmente, me costó una vida poner un punto final al archivo sin sentir la imperiosa necesidad de enviarlo derecho a la papelera de reciclaje.  A pesar de todo, en un acto de valentía -o de falta de dignidad, ustedes decidan- he optado por publicarlo en el blog, para que puedan leerlo, suspirar, reírse y a lo mejor, no sé... DEJAR UN COMENTARIO😉

Eso es todo lo que tengo que decir. Con esa dosis de humor agrio espero compensar el tarro de azúcar que viene a continuación:


Mi sueño de amor ideal empieza una mañana de lunes cualquiera en la que se me ha pasado el despertador y ya no queda tiempo para filtrar el café. Me muevo torpe, te peleo mi derecho a la ducha y tú me miras divertido como si mi preocupación fuera una gran, grandísima, pequeñez. No concedo al agua tiempo de calentarse y sin querer –o no–, me sale por ahí un improperio cuando me toca fría. Termino con la regadera, estoy entera, tú ya estás a medio vestir. Cómo puedes, me pregunto, cómo puedes. Tu mirada me alcanza a través el espejo y mi dragón se calma, cómo podría yo. 
Voy por los niños, tenemos muchos. Cuando los veo, recuerdo por qué me gustas. Los días de retraso los ponen ansiosos. ¡Qué contraste! Tienen tu rostro bello, pero de mí heredaron el temperamento. La mañana no espera, tampoco el ajetreo, vierto unos huevos sobre el aceite hirviendo en la sartén. El resultado: una tortilla de espinacas con bordes tostados. Sirves las porciones y la degustas con el deleite propio de una comida dominguera de manos pacientes y expertas. Incluso comentas que deberíamos repetirla el fin de semana. Estás tan tarde como sereno, te admiro, y me vuelvo a preguntar cómo puedes. Cómo puedes jamás darle a la rutina el poder de perturbarte.
Es hora de irnos. Tú a salvar vidas, yo a escribir sobre ellas. Te veo alejarte desde el marco de la puerta dando media vuelta, como de costumbre, recordándome en un gesto que aunque te vas, te quedas en mi pensamiento. Y así un día tras otro. Qué sueño de vida, adorarte en medio de la repetición.
Así es como deseo quererte, para siempre a la luz de la cotidianeidad. Inventar con mis palabras bálsamos para tus noches de agotamiento, pensarte siete veces al día y que tú voltees a mirarme otras siete más. Este es mi deseo y me atrevo a pensar que el tuyo también. ¿Quieres amarme en la cotidianeidad? ¿Quieres volver mi idilio real?


Mi último post, "Azul pálido" también nació gracias a este taller, así que durante los siguientes días, es probable que siga publicando el producto de cada tarea literaria. Nos leemos pronto y ya saben, allá abajo está la caja de comentarios. Están cordialmente invitados a apasionarse como cuando alguien postea algo ofensivo en Facebook. 

Los quiero, xo







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