''Eleanor tenía razón. Ella nunca lucía bien. Ella lucía como el arte y el arte no se supone que deba ser lindo, sino que te haga sentir algo.''
-Rainbow Rowell (Eleanor & Park)
Lo sé, el título no llama la atención. Es más, creo que debí
haber puesto algo así como ‘Chica sexy busca webcam’…si, definitivamente
hubiera funcionado, pero lamento decirles –y a la vez advertirles- que lo que
están a punto de leer no es más que un insípido escrito dónde la protagonista
no es nada más y nada menos que una ‘coqueta’, por así decirlo.
Faldas cortas, labios encendidos y actitud zarpada. Sí, yo
sé que pensaste en la puta del salón. Pero no podemos quejarnos, nosotras, ‘las
que no cobramos sino que nos regalamos’ hemos dado ese estereotipo. Y créanme
cuando les digo que es el estereotipo más acertado del que hemos escuchado,
pero no estoy aquí para hablarles sobre estereotipos, esos los tienes a la
vuelta de la esquina. Estoy aquí, tomándome la molestia de tachar un fiesta
salvaje de mi agenda –la que por cierto, no tengo- para decir unas cuantas palabras sobre lo que
se siente se una ‘coqueta’ en sí.
¿Por qué las ropas exhibidoras?
Sinceramente, no sé qué hay de malo en eso. Si tienes
atributos, tienes que resaltarlos ¿no? Y no nos vengan con ‘respétate’, ese
tipo de comentarios al estilo soy-una-santa no van a hacer que borre la foto
que publiqué con medio escote revelado. Sólo por una foto, no pueden juzgarme.
Y si lo hacen, tengan por seguro que me vale y me seguirá valiendo un pepino.
Para mí, el hecho de que me digan zorra, puta, resbalosa, ofrecida, perra,
arrastrada, grilla, no es importante. Ellos realmente no me conocen y tampoco
saben las razones que hay detrás de mis acciones.
¿Por qué ando con uno y con otro?
Porque yo quiera, no es la respuesta. No se busca andar con
uno y con otro. Al menos yo no. Parece mentira, pero los hombres resultan ser
más víboras que las mujeres; ellos hablan entre ellos.
Y comentan.
Y presumen.
Y presumen.
Y bueno, no es como que yo quisiera saber qué dicen de mí, pero
no me vendría mal saber qué está diciendo mi ex de mí ahora mismo. Es más, iré
a revisar su perfil ahora mismo.
La gente dice que es de putas andar con uno y con otro,
pero, aunque la siguiente excusa suene trillada, la razón por la que tengo un
novio detrás de otro es simple: las cosas no funcionaron. Yo no tuve la culpa
de que él me viera cara de facilona y fuera y me engañara con otra más fea que
yo.
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[Nota: Yo, la autora de este artículo, no me considero una mujer ''fácil'' ...este artículo fue escrito intentando ponerme en la piel de una. Su único fin es el entretenimiento y si hay alguna mujer identificada...se recomienda discreción. Como dice el popular refrán ''Al que le cae el guante, que se lo chante''.]
...y fíjense que dije ''amores'' y no ''romances'', porque me refiero a esos amores platónicos que conoces en vacaciones, esos que crees que son el amor de tu vida -y sólo los conoces de un mes, no suelen saber de tu existencia-.
Sí.
Sabes muy bien a lo que me refiero.
Sales de vacaciones, despides el viejo periodo escolar y con ello el hecho de que estuviste soltera durante los 9 meses de 'aprendizaje'. No es que yo conozca la situación porque me haya sucedido -nótese el sarcasmo-, para nada. Entonces vas con las esperanzas de que, en los siguientes 3 meses de libertad -condicional: gracias a las tareas, prácticas y/o escuela de verano- te encuentres, nada más y nada menos, que contigo misma, pues te has echado al dolor y has decidido que las relaciones no van contigo y que no las necesitas o...bueno, eso quieres hacerte creer.
Vas feliz por el mundo, anunciando a los cuatro vientos que estás perdidamente enamorada de algún personaje ficticio o de algún ídolo. Incluso planeaste la boda ficticia y la publicaste en Ask.fm mediante una auto-pregunta.
¿Pero quién te culpa?
Tú estás ''enamorada de la vida''.
Decides que lo mejor para distraer tu mente será entrar en algún curso de verano donde se practique algún deporte para, de paso, hacerte de una buena figura para el nuevo periodo lectivo. Y de hecho, entras -rozando el límite de edad, por supuesto-.
Va todo bien, te haces creer que lo único que quieres es una amiga nueva con la que puedas pasar el rato mientras estés ahí. Claro, sin hacerte expectativas, porque sabes de sobra que siempre decepcionan.
Te diriges con las peores expectativas, y resulta que hay más de lo que creías: el lugar es un paraíso lleno de hombres guapos. Nunca en toda tu vida habías estado en un lugar con tantos chicos de ensueño, e inconscientemente empiezas a elegir a los que te simpatizan, con los que, hipotéticamente hablando, te quedarías si pudieras elegir.
Obviamente por fuera, a ti no te importa y sólo quieres 'divertirte' y 'practicar deporte'.
Entonces lo conoces...
¡Al diablo la soltería!
Comienzas a relacionarte con las demás chicas sólo para averiguar si alguna también está interesada en él. Es ahí donde comienzas con tu investigación, que supera mil veces una del FBI. Sabes su nombre, su edad e incluso fantaseas con la idea de que sepa que existes y al mismo tiempo odias el hecho de ser adolescente porque sabes que esas fantasías -que no puedes controlar-, no se hacen realidad.
¡Es el nuevo amor de tu vida! ¿Dónde había estado toda tu vida? Imaginas una vida con él -mientras él ni siquiera sabe que naciste-. Incluso filosofas acerca del destino porque crees que los acontecimientos que se dieron en tu vida antes de conocerlo tienen mucho sentido ahora.
Finalmente te entristeces, por haber gustado de él justo en vacaciones, por lo que se convierte sólo en un amor de verano, y para ti eso es sinónimo de que no durará.
¿Cómo te sentirías si alguien te robara a tu mejor amiga?
Yo sólo puedo describir eso como: decepción.
Decepción y desilusión al darte cuenta que el vínculo que compartían nunca fue lo suficientemente fuerte como para matar de raíz a la hiedra venenosa que cada día, sin que nos diéramos cuenta, crecía y crecía disfrazándose de 'amiga' en común.
...terminar con una relación no tiene ni punto de comparación con terminar una amistad.
No importó cuántas veces tratamos de buscarnos para que lo arreglemos. El daño estaba hecho. La desconfianza crecía. Tú no creías en mi - gracias a ella-. En cambio, yo, bueno, yo soy una maldita orgullosa que decidió dejar el orgullo cuando ya era demasiado tarde.
Demasiado tarde.
Tú y yo sabíamos perfectamente que la situación estaba decayendo, nuestros ratos sólo giraban al rededor de pláticas superficiales. La frialdad estaba predominando. Me temo que nunca hubiera querido decir esto, pero en nuestro caso, en nuestro patético caso, el mal triunfó. Creció como la hiedra mala y se fue alimentando de confianza.
¿Pero sabes qué es lo peor de todo?
Lo peor de todo es saber que casi no queda esperanza. Enterarte por unas fotos que ya tienes nueva 'mejor amiga' y que la 'amas'.
Si, claro.
Para terminar, estoy consciente de que lo que voy a decir es egoísta. Pero de todos modos lo haré:
Desde lo más profundo de mi corazón, les deseo lo peor. Nunca te voy a desear el bien mientras le des tu confianza a alguien que haya tenido que mentir para ganársela...y de todos modos el tiempo te hará ver las cosas con claridad, pues la máscara se le caerá.
Yo sólo puedo describir eso como: decepción.
Decepción y desilusión al darte cuenta que el vínculo que compartían nunca fue lo suficientemente fuerte como para matar de raíz a la hiedra venenosa que cada día, sin que nos diéramos cuenta, crecía y crecía disfrazándose de 'amiga' en común.
...terminar con una relación no tiene ni punto de comparación con terminar una amistad.
No importó cuántas veces tratamos de buscarnos para que lo arreglemos. El daño estaba hecho. La desconfianza crecía. Tú no creías en mi - gracias a ella-. En cambio, yo, bueno, yo soy una maldita orgullosa que decidió dejar el orgullo cuando ya era demasiado tarde.
Demasiado tarde.
Tú y yo sabíamos perfectamente que la situación estaba decayendo, nuestros ratos sólo giraban al rededor de pláticas superficiales. La frialdad estaba predominando. Me temo que nunca hubiera querido decir esto, pero en nuestro caso, en nuestro patético caso, el mal triunfó. Creció como la hiedra mala y se fue alimentando de confianza.
¿Pero sabes qué es lo peor de todo?
Lo peor de todo es saber que casi no queda esperanza. Enterarte por unas fotos que ya tienes nueva 'mejor amiga' y que la 'amas'.
Si, claro.
Para terminar, estoy consciente de que lo que voy a decir es egoísta. Pero de todos modos lo haré:
Desde lo más profundo de mi corazón, les deseo lo peor. Nunca te voy a desear el bien mientras le des tu confianza a alguien que haya tenido que mentir para ganársela...y de todos modos el tiempo te hará ver las cosas con claridad, pues la máscara se le caerá.
Fue deprimente, decepcionante y predecible.
Él y yo ya no éramos los niños como los que habían crecido juntos.
Ya no hablábamos, él ya no venía a pasar conmigo los fines de semana y ya no me llamaba. Yo tampoco tenía motivos para hacerlo. Ya no había nada de qué hablar, pues ya no había nada en común.
Cuando volví a verlo, una de las remotas veces que venía, el vacío ya era grande. Nuestros temas de conversación eran frívolos, él andaba en sus asuntos y lo único que se me ocurría para romper el hielo y alzar por lo menos una vez nuestra vista de los celulares era '¿Y cómo está Lucy?' -Lucy era su novia-.
'Bien, estamos bien' - respondía él sin apartar la vista de su celular.
Y eso me dolía.
En ese entonces me hubiera gustado poder confiarle el hecho de que estaba enamorada de un chico, pero el vacío era tan grande, que me faltaba confianza para poder soltárselo así no mas.
Ahora, con dos años más que yo, pero con los mismos recuerdos, parece haber olvidado todas esas tardes de travesuras, golosinas, y saqueos a la cocina de la abuela mientras disfrutábamos del buen anime que transmitían en Cartoon Network.
Pero eso ya pasó.
Crecimos.
Ya no somos los dos niños que presumían su último diente caído, ni los que peleaban por tener la computadora más grande.
Ese primo, que para mí fue más hermano que mis propios hermanos, no volverá. Porque él ya no tiene siete, sino diecisiete.
Sólo espero el día que tenga el valor para decirle todo lo que sentí estos años durante su viaje a la madurez.
Por ahora sólo lo dejaré crecer.
Él y yo ya no éramos los niños como los que habían crecido juntos.
Ya no hablábamos, él ya no venía a pasar conmigo los fines de semana y ya no me llamaba. Yo tampoco tenía motivos para hacerlo. Ya no había nada de qué hablar, pues ya no había nada en común.
Cuando volví a verlo, una de las remotas veces que venía, el vacío ya era grande. Nuestros temas de conversación eran frívolos, él andaba en sus asuntos y lo único que se me ocurría para romper el hielo y alzar por lo menos una vez nuestra vista de los celulares era '¿Y cómo está Lucy?' -Lucy era su novia-.
'Bien, estamos bien' - respondía él sin apartar la vista de su celular.
Y eso me dolía.
En ese entonces me hubiera gustado poder confiarle el hecho de que estaba enamorada de un chico, pero el vacío era tan grande, que me faltaba confianza para poder soltárselo así no mas.
Ahora, con dos años más que yo, pero con los mismos recuerdos, parece haber olvidado todas esas tardes de travesuras, golosinas, y saqueos a la cocina de la abuela mientras disfrutábamos del buen anime que transmitían en Cartoon Network.
Pero eso ya pasó.
Crecimos.
Ya no somos los dos niños que presumían su último diente caído, ni los que peleaban por tener la computadora más grande.
Ese primo, que para mí fue más hermano que mis propios hermanos, no volverá. Porque él ya no tiene siete, sino diecisiete.
Sólo espero el día que tenga el valor para decirle todo lo que sentí estos años durante su viaje a la madurez.
Por ahora sólo lo dejaré crecer.
In
Toma nota
Sólo había una cosa que yo quería hacer por ti.
Y tú no me dejaste.
Yo quería juntar todos los pedazos rotos de tu corazón. Uno por uno. Con toda la paciencia del mundo. Iba a abrazarte con tanta fuerza que se unirían, pero me rechazaste. Si hubieran habido piezas perdidas, yo, personalmente, me encargaba de desarmar mi corazón con tal que tú estuvieras completo. No me importaba si, para eso, tenía que vivir a medias, con el corazón incompleto.
Pero no me dejaste.
No me dejas.
No quieres dejarme.
Lo cierto es que aun así, sin haberte podido ayudar, muero y resucito cada día esperando... esperando...¿?... Ya ni siquiera sé qué es lo que espero.
Me confundes.
No me quieres.
Te da igual mi presencia.
Te da igual mi ausencia.
Cualquier espectador de la audiencia, con un poco de inteligencia, sabe que mis actos son el reflejo del más puro masoquismo, que lo que hago no es más que una ridiculez y yo lo sé, estoy consciente. Yo sabía que al dejarme seducir por tu encanto involuntario eran más las de perder que las de ganar, y aunque el mundo me diga que ya vendrá alguien mejor para mi, me tiene sin cuidado, pues, yo no estoy dispuesta a querer a nadie más.
Y creo que deberías ir anotándolo.
Y tú no me dejaste.
Yo quería juntar todos los pedazos rotos de tu corazón. Uno por uno. Con toda la paciencia del mundo. Iba a abrazarte con tanta fuerza que se unirían, pero me rechazaste. Si hubieran habido piezas perdidas, yo, personalmente, me encargaba de desarmar mi corazón con tal que tú estuvieras completo. No me importaba si, para eso, tenía que vivir a medias, con el corazón incompleto.
Pero no me dejaste.
No me dejas.
No quieres dejarme.
Lo cierto es que aun así, sin haberte podido ayudar, muero y resucito cada día esperando... esperando...¿?... Ya ni siquiera sé qué es lo que espero.
Me confundes.
No me quieres.
Te da igual mi presencia.
Te da igual mi ausencia.
Cualquier espectador de la audiencia, con un poco de inteligencia, sabe que mis actos son el reflejo del más puro masoquismo, que lo que hago no es más que una ridiculez y yo lo sé, estoy consciente. Yo sabía que al dejarme seducir por tu encanto involuntario eran más las de perder que las de ganar, y aunque el mundo me diga que ya vendrá alguien mejor para mi, me tiene sin cuidado, pues, yo no estoy dispuesta a querer a nadie más.
Y creo que deberías ir anotándolo.
Qué incoherencia.
Me han pedido que te olvide, que olvide lo que significas
para mí. Ellos no lo entienden y tú tampoco. Sufrir debería desgastarme, pero
sólo me hace amarte. Me dije a mi misma que sólo eras una ilusión, que amor no
tendría a esta edad, que soy muy joven e insensata, pero no me importa. Nunca
me ha importado. Nunca si se trata de ti.
Soy muy simple, no tengo nada en especial, de no ser por ti sería un alma que ronda por ahí
vacía sin sentimientos. Tú despiertas en
mí el más puro y desinteresado de los amores. Yo no sé qué tengas, pero si es
por ti, sufriría día a día por tu causa una y otra vez. No me importa. Hasta el
dolor es placentero si se trata de ti.
Me han llamado ridícula y tonta porque quiero a alguien que
no me corresponde y me han repetido la misma estúpida pregunta: ‘¿Por qué estás
atrás de alguien que no da ni un centavo por ti?’…como te dije, ellos no lo
entienden –ni tú tampoco- el amor que yo siento por ti vas más allá de la edad
y de la locura hormonal.
No me importa si para estar contigo tengo que esperar hasta
la muerte. Un segundo contigo vale más que mil años de vida. Da lo mismo si
apareciera alguien más en mi vida, yo te seguiría escogiendo mil veces a ti. No
quiero superarte, no voy a superarte. No importa lo hagas o con quien estés, ni
siquiera quien te guste. No voy a soltarte porque soy débil y dejarte ir sería
comenzar a vivir a medias. Sería como intentar caminar medio muerta.
No te preocupes cariño, no leerás esto nunca, así no
sentirás la presión de mi confesión. Ya tienes suficiente con los indiscretos –que
por cierto, son mi culpa-. Si algún día te dieras cuenta de que siempre he
estado mirándote, entonces te estaré esperando junto a Dios.
Hasta pronto,
tu amada yo.