Estaba yo hace unas semanas navegando por youtube en busca de un storytime que me ayudara a pasar el amargo trago de tener que lavar trastes cuando, de repente (y miren qué maravilloso es el algoritmo de youtube que sabe qué tipo de contenido me va a dejar pensando), di con un video bastante peculiar. Se trataba de una reconocida actriz porno española contando su experiencia sobre el famoso "poliamor". Era la primera vez que escuchaba el término, y aunque por su etimología fue fácil deducir de qué podría ir el asunto, decidí reproducir el video para ver con qué tipo de piedras preciosas me encontraba 😵.
No fue nada del otro mundo, sólo una persona cuyas habilidades de exposición eran lo suficientemente buenas como para convencer a cualquier incauto de que la idea de involucrarse sentimentalmente con varias personas al mismo tiempo es el nuevo canon del lifestyle del siglo XXI. Sin embargo, no es la extrema relajación moral detrás de todo esto lo que me preocupó y me motivó a escribir, sino la influencia cada vez más palpable de la cultura del consumo y descarte sobre nosotros: una generación que vive jactándose de su irreverencia y pragmatismo, pero que cede a la primera novedad sin cuestionarla tanto como cuestiona otras cosas. Zigmunt Bauman (2003) encapsula muy bien esto en el prólogo de "Amor Líquido":
(...) Dicen que su deseo, su pasión, su propósito o su sueño es “relacionarse”. Pero, en realidad, ¿no están más bien preocupados por impedir que sus relaciones se cristalicen y se cuajen? ¿Buscan realmente relaciones sostenidas, tal como dicen, o desean más que nada que esas relaciones sean ligeras y laxas, siguiendo el patrón de Richard Baxter, según el cual se supone que las riquezas deben “descansar sobre los hombros como un abrigo liviano” para poder “deshacerse de ellas en cualquier momento”? En definitiva, ¿qué clase de consejo están buscando verdaderamente? ¿Cómo anudar la relación o cómo –por si acaso– deshacerla sin perjuicio y sin cargos de conciencia?
Si prestaron atención a la letra de las dos canciones que les recomendé al principio, se vuelve evidente en qué se relaciona el interés de la gente joven por el poliamor y la creciente despreocupación por la integridad emocional de la otra persona. Intentamos parcharlo todo alegando a las mejores intenciones y supuesta confianza y libertad como ejes, cuando lo que hacemos en realidad es tirarle una pelota invisible al otro de manera que si algo sale mal, la culpa está en los que aceptaron -porque estaban conscientes de lo que podía suceder- y no en nuestro empecinado deseo de querer experimentarlo todo como sea y cueste lo que cueste.
¿18 y "nada"?
Entonces llega Juanita o Juanito -porque les pasa a hombres y mujeres- todo inocente e inexperimentado a la U, se junta con los nuevos señores amigos y decide que necesita vivirlo todo, hacerse "hombre", hacerse "mujer", agarrar experiencia porque no vaya a ser que luego le vean la cara o lo/la desprecien porque tiene 17, 18 o 19 años y no ha "hecho nada" o no es lo suficientemente "aventado/a". O peor aún, porque cree que tiene algo que probarse a sí mismo/a. Y comienza una inútil carrera por quién obtiene más; no se los dicen pero lo perciben por todas partes y comienza a volverse una necesidad, no la necesidad de alguien, sino la necesidad de más.
No obstante, lo que Juanita y Juanito desconocen es que el amor y las relaciones no son el chicle de novedoso sabor que puedes masticar y desechar. Desconocen que su actitud puede derivar en muchos tipos de situaciones decepcionantes y destructivas, y sobre todo desconocen terriblemente que aquella inocencia que todo el mundo pretende decirles que no sirve para nada, en realidad es una bella realidad que sólo la personas indicadas van a valorar como se debe. Y, como siempre, para encontrarlas deben ser valientes y salir de la mediocridad del círculo que los rodea.
¿Qué hacer ahora?
Yo en lo personal ya no hablo sobre mi vida sentimental💔 y no porque sea algo de lo que tenga que avergonzarme, sino porque no es el tipo de información que la gente necesite para entablar una relación amistosa conmigo. Sucede a veces, en el caso de las mujeres, que hay algunos hombres que comienzan a vernos como ''ganado'', simple carne fresquita en venta (suele pasar cuando se enteran que nunca han tenido novio o dado su primer beso), y en el caso de los chicos, las nuevas amistades -en su ignorancia- podrían conducirlos a hacer cosas que haga que chicas con potencial interés en ellos, lo pierdan por completo; no por lo que hicieron, sino por la falta de personalidad que los llevó a ceder sin pensárselo mucho.
Cabe preguntarse siempre cuáles son nuestras intenciones. ¿Creemos, en nuestro corazón, que esa persona vale la pena conocer o vamos a aprovecharnos el uno al otro y luego pretender que significó algo más? y si no nos importa, ¿por qué no nos importa?
Yo sé que es difícil, es durísimo, porque prácticamente lo llevamos escrito en el ADN🤒, pero tenemos la capacidad de pensar y tenemos voluntad. Voluntad de decidir qué es lo que queremos en base a nuestro sistema de valores. Voluntad de no querer que otra persona sufra innecesariamente por capricho nuestro. Queridos lectores que se mantienen en el silencio del anonimato, si están pasando por una situación similar, esfuércense y sean valientes. Hay muchas personas, pero sobre todo hay Alguien que no quiere que suframos de manera inútil.
Los invito a dejar un comentario. No tiene que ser largo, sólo una señal de que están ahí (aunque sé que lo están ;) ).